
Se le puede reprochar a Albert Rivera haber salido a empatar a cero para pasar la eliminatoria del Atrespartito, cuando podría haberla ganado, pero Ciudadanos sigue siendo el rival a batir por la pinza de PPodemos y cuando se atontolina lo despiertan sus enemigos calumniándolo. Es el caso de la campaña contra una de las figuras más notables de las listas de C's, Marta Rivera de la Cruz, escritora gallega de éxito y defensora de los derechos de sus paisanos, que somos todos los españoles, contra las imposiciones lingüísticas del nacionalismo, agravadas por el PP. En el debate a 9 del miércoles en TVE, Rivera defendió la igualdad de género que proclama la Constitución contra la Ley de Violencia de Género que discrimina a las personas por razón de sexo, y que sólo por abyecta demagogia propuso el PSOE, tragó el PP y refrendó el Constitucional. Esto dijo: «Es tan grave que un hijo vea cómo su padre mata a su madre que el que vea cómo su madre mata a su padre». Las feministas de verdad -Arenal, Pardo Bazán o Campoamor- se habrían levantado de la fosa para aplaudirla. Las feminazis sexistas y las femitontas de cuota se le han lanzado al cuello por defender el gran logro de las mujeres -y de las sociedades donde ha sido posible- en el último siglo: la igualdad ante la ley en todos los ámbitos, incluido el criminal.
«Los españoles son iguales ante la Ley. El sexismo debería ser ilegal siempre. La mentira como arma política, también»
Rivera tiene razón y, además, Constitución: «Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social» (Art.14). Pero va Susana Camarero, del PP, y tuitea: «Ciudadanos pretende debilitar la Ley contra la violencia d Genero. Debería pensar antes en las más de 750 mujeres asesinadas en 10 años». O sea, que Marta Rivera no piensa en las mujeres asesinadas. Ese es privilegio de Camarero, que tras criticar ferozmente la Ley en el Parlamento, cobardemente, la votó. El sexismo debería ser ilegal siempre. La mentira como arma política, también. Soray, la Niña de Rajoy, que montó con Ana Pastor el numerito feminoide del móvil, llama a Marta «desacertada»; Alfonso Alonso, «disparate»; y Catalá, que son «propuestas desde el desconocimiento, la frivolidad». Yo pensaba ya votar a Rivera Albert. A Rivera Marta, como ciudadano, la requetevotaré.
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