Opiniones

Miguel Aldana Muñoz

Para mi la tertulia es un punto de encuentro donde personas de máxima solvencia y autoridad  de manera libre, clara y transparente expresan sus opiniones sobre distintos temas de actualidad de ámbito local, nacional e internacional. Por tanto es una fuente de información y comunicación de máximo interés y valía en la que desde distintos puntos de vistas se crean corrientes de opinión con solidez y se transmiten valores. Personalmente, me aporta un tipo de conocimiento, información y posibilidad de participación al que no había tenido acceso antes de conocer y  participar en la misma.

A nuestra tan necesitada como querida Málaga, creo que le aporta valor, carácter, solidez y solvencia. Mi más sincera felicitación por la organización, mantenimiento y continuidad de la misma.

 

Francisco García Fortes

Hace 20 años nacía la Tertulia del Congreso de Málaga. Una iniciativa de un grupo de personas, coordinados por Vicente Amenara, que se habían ido reuniendo periódicamente hasta aquel momento y habían acabado compartiendo una forma de pensar y de enfrentarse a la actualidad y el conocimiento. En estos años, los miembros de este grupo se han renovado notablemente. En él se han mezclado periodistas, intelectuales, profesores, economistas, empresarios, profesionales y políticos de muy variada procedencia y condición. Los hay que venían de la izquierda –con todas las variantes imaginables– y los hay que nunca se han interesado por la ideología socialista sino es para criticarla. La mayoría de ellos confluyen en dos cuestiones: una desconfianza instintiva e irremediable ante el poder, y la pasión por la libertad.

Además, aquellas personas pensaban que la política no se reduce a una actividad profesional y reservada a los profesionales de la política. Quizá sea una herencia de los años juveniles, de la Transición, o de conceptos más antiguos de la acción política, el caso es que viven la política como una actividad que sigue afectando a todos, en la que todos tenemos algo que decir y en la que quienes se dedican a ella están en la obligación de rendir cuentas, además de hacer inteligible su acción a la sociedad. Esta actitud va en contra de la tendencia, al parecer natural, de la democracia española tal como se ha ido configurando.

La sociedad española se ha instalado en el relativismo, doctrina muy cómoda porque libera al ciudadano de obligaciones, de verdades objetivas. Todo es opinable y todo depende del punto de vista desde el que se mire la realidad. Y la crisis económica, que tanto preocupa a todos, tiene su origen en la profunda crisis de valores, en la pérdida de referencias éticas y morales que representa la doctrina del relativismo impulsada hoy en España por los socialistas.

El relativismo es contagioso. En España hoy en día la referencia de los valores y los principios casi no existe. Los ciudadanos no tienen dónde mirar, han perdido las referencias.
Y en este “desierto de los valores” es donde iniciativas surgidas desde la sociedad civil como la Tertulia del Congreso de Málaga desempeñan una función imprescindible.

Desde que hace casi tres años, gracias a la invitación de Vicente, tengo el honor de participar en la Tertulia, la misma representa para mí una cita ineludible en mi agenda semanal, ya que en ella encuentro un espacio privilegiado donde huir de la neutralidad, de las buenas palabras para quedar bien y del buenismo facilón de los que sólo quieren agradar. La Tertulia del Congreso es ya un referente en Málaga para todos los que, sin complejos y con naturalidad, queremos saber la verdad de las cosas. Sólo por eso, por haber contribuido a que prendiera otra vez el gusto por la libertad, la aventura ha valido la pena.

 

Máximo Cotter

Hace ya varios años que tras la amable invitación de Vicente me incorpore a la Tertulia en su etapa de la mesa redonda del Chinitas. A lo largo de este tiempo me he sentido agradablemente sorprendido por la oportunidad de conocer a tantos compañeros “diputados” con los que he podido compartir ideas y sobre todo recibir un caudal de conocimientos e información muy enriquecedora. Han sido muchísimos los temas que se han tratado y aunque mayoritariamente el debate político ha sido el que más porcentaje de intervenciones ha tenido, hay que reconocer que también otros tantos asuntos como los científicos, empresariales, militares, culturales, etc. han tenido su entrada en la Tertulia a través de doctos ponentes que con sus intervenciones sobre temas puntuales han sabido llevar sus conocimientos a nuestros oídos, fomentando interesantes y en ocasiones acalorados debates. Pienso que Málaga está muy necesitada de Foros de este tipo que de alguna forma puedan movilizar a la sociedad civil, en ocasiones tan dormida y a merced del oportunismo partidista de los Partidos que se limitan a unas gotas de sudor populistas en sus obligadas campañas electorales, para que posteriormente, alcanzados sus objetivos (aun perdiendo también ganan), incumplir promesas y vanagloriarse de esa representatividad sustentada casi exclusivamente en el apoyo de una papeleta introducida en las urnas que le da cuatro años de placentera vida política.

Por todo ello, creo del todo punto necesario la función de esta Tertulia, su influencia poca o mucha que pueda tener en nuestra sociedad malagueña y personalmente el orgullo de pertenecer a ella y el deseo de seguir asistiendo para como en años anteriores aportar pero sobre todo recibir tanta sapiencia e intelectualidad como la que recibo de este grupo que todos los lunes tienen la fabulosa ocasión de intercambiar ideas libremente expresadas. ¡Larga vida al Congreso de los Diputados de Málaga !

 

José Manuel Cabra de Luna

“Que veinte años no es nada…” dice el tango, pero no es verdad. Veinte años es mucho y, según de qué, pueden ser casi un milagro. Es el caso. Que una tertulia (que no una comida en la que se habla) dure tanto tiempo es una clara evidencia de su bondad, de su pluralidad y, por ello, de su necesidad. Esta democracia incompleta que vivimos, en la que la llamada “sociedad civil” no acaba de tener el lugar que le corresponde, sólo comenzará a obtener su plenitud cuando la palabra política no sea exclusivo patrimonio de los que ejercen directamente la política, sino de todos.

Lugares como “la tertulia del congreso”, favorece que eso pueda suceder. ¡ Enhorabuena, Vicente!

 

Eladio Burgos Gomez

Nació la Tertulia del Congreso de Málaga hace nada menos que 20 años mientras daba sus ultimas boqueadas el programa de debate La Clave que por entonces se emitía en Antena 3 Esta coincidencia entre la desaparición del importante programa dirigido por Jose Luís Balbín y el nacimiento de una tertulia en Málaga otorgaba escasas expectativas de vida a este foro de discusión nacido a contracorriente de una época que ha “desacralizado el mundo de las ideas, eclipsado a los guías del espíritu humano y hecho desaparecer el poder intelectual” en favor de las celebridades mediáticas y emisores de gritos en general.
Su proyección y acogida en una ciudad en la que tantas iniciativas desaparecen en sus primeros pasos, una vez agotado el impulso inicial, se debe en buena parte a los méritos de su director, Vicente Almenara y cómo no, al interés suscitado y a los temas y tertulianos que por ella han transitado durante estos años.

Con un clarísimo antecedente los Clubes de Opinión de la Francia revolucionaria, nuestra malagueñísima Tertulia otorga liberal acomodo en cada una de sus convocatorias a la actualidad, la información especializada o las referencias literarias, económicas o filosóficas cumpliendo la función clásica de la cultura como instrumento que en la medida de lo razonable y lo humanamente posible explica y da cuenta de las cosas de este mundo. Lo que no es poco.

Origen de la Tertulia

La Tertulia del Congreso de Málaga vio la luz el 10 de junio de 1991 en El Árbol de Reding por iniciativa de quien esto escribe, quien convocó a algunos amigos para hablar de asuntos de actualidad y de fondo que despiertan la curiosidad intelectual...

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